Acabamos de lanzar el libro “Autismo: Retos y desafíos en inclusión educativa y calidad de vida” teniendo a la vista las necesidades de un público lector concreto: el conformado por los más de 200.000 los profesores y profesoras que hoy en día están viviendo, en cada una de sus aulas, el paso un poco forzado desde la lógica de la integración a la de la inclusión, como resultado de las reformas que se ha impulsado desde el 2015 en adelante. Esto ha supuesto todo un desafío para el sistema porque nuestros establecimientos educativos no están preparados para vivir ese cambio.
¿Qué podemos hacer para ayudar a que las cosas resulten?. Para lograr “que la mirada inclusiva sea algo más que buenas palabras, es necesario transformar internamente cada centro escolar, instalando allí un concepto de calidad de vida que apunte al objetivo del buen vivir. Junto con generar cambios en la atmósfera cultural de cada centro, es necesario avanzar con adecuaciones a nivel de orientaciones curriculares, sistemas de evaluación y esquemas organizacionales, priorizando las acciones colaborativas. Necesitamos hacer más cosas: ajustar los protocolos internos que ciñen la vida social en los colegios, disponibilizar una infraestructura adecuada para atender la diversidad, y, sobre todo, transferir a los protagonistas del mundo educativo, los conocimientos y las herramientas profesionales que son necesarias para que puedan acoger a estos estudiante” (Ignacio Muñoz Delaunoy). El libro que acaba de ser publicado busca aportar en este último ámbito, comentan dos de sus editores: