Quienes trabajamos en el campo de las nuevas tecnologías y su conexión con el mundo de la educación sabíamos, desde hace rato, que la revolución de las TICs iba a provocar un terremoto en el mundo de la cultura y la educación; sabíamos que iban a desaparecer los diarios, los cines, la televisión, las imprentas, las librerías, los teatros, los museos, los taxis, los supermercados y, por cierto, colegios y las universidades. ¿Esfumarse? Más bien vivir una tan transformación profunda en su ADN que se iban a convertir en otra cosa, un tiempo muy corto…. Nos dábamos cuenta, sin embargo, de que los líderes naturales del sector seguían funcionando como si nada de esto estuviera pasando, asumiendo que en el mundo que venía más adelante los epicentros y lugares de la cultura serían los de siempre.
Hoy en día, gracias al Covid, los procesos de transformación digital del sector educacional se han acelerado. Estamos comenzando a experimentar, producto de esta coyuntura planetaria, anticipos de los escenarios que vamos a tener cuando se asiente el blended como la modalidad dominante de enseñanza, cambie la morfología interna de las instituciones para brindar a los estudiantes experiencias estudio y socialización distinta, cobren vida planes de estudio más disruptivos, cobren vida formaciones más cortas que se hagan cargo de las necesidades de aprender y desaprender de los jóvenes a lo largo de todo su vida.
¿Qué aspectos va a tener este sector -educación superior- cuando decante el proceso de transformación digital que se ha precipitado? Les comparto las reflexiones de Jeffrey Selingo, periodista especializado en educación superior, autor de obras como “College Unbound: The Future of Higher Education and What It Means for Students” (2013), “MOOC U: Who Is Getting the Most Out of Online Education and Why” (2014), “There Is Life After College: What Parents and Students Should Know About Navigating School to Prepare for the Jobs of Tomorrow” (2017), y “Who Gets In and Why: A Year Inside College” (2020):