Bañales – Enseñar a leer y escribir en educación superior En el mundo se están gastando miles de millones de dólares para mejorar los indicadores de desempeño escolar. La prioridad se ha puesto en lenguaje y matemáticas, por una razón evidente: para que un niño pueda aprender es necesario que domine los códigos más básicos de la comunicación formal; sin esas herramientas no pueden apropiarse de los contenidos; no pueden avanzar, en el fondo, en el proceso de construcción de sus conocimientos…..
Por este motivo en todas partes se está impulsando reformas, como la chilena, que ponen al frente el tema de la calidad y que priorizan acciones sobre ciertas áreas. Estos esfuerzos colectivos han sido sumamente costosos. ¿Con qué resultados? En el ámbito de las matemáticas se han logrado mejoras evidentes, en algunos sistemas escolares, especialmente en Asia. En el ámbito del lenguaje, en cambio, la realidad ha sido bastante desoladora. Los estudiantes que estamos formando no tienen la capacidad para comprender textos básicos, no saben cómo construir argumentos a partir de estos elementos, no saben cómo compartir esos conocimientos con otras personas. Y sobretodo: evidencian competencias escritoras muy limitadas.
Esto se debe a que escribir es una de las tareas culturalmente más exigentes. Enseñar a un niño o niña a escribir es como enseñarle a pensar. ¿Quienes lo logran? Los profesores que cumplen sus labores en sociedades letradas, en las que el capital cultural está muy bien repartido, tienen el camino muy adelantado. En países como Chile, que son menos letrados, esta tarea ha sido más ardua e infructuosa.
¿Como están enfrentando la labor de enseñar a escribir nuestros profesores? El académico Steve Graham, de la Universidad de Arizona, lleva varias décadas estudiando la complejidad del fenómeno:
Los estudios de Graham fueron la fuente inspiración de un proyecto Fondecyt, encabezado por el académico de la Facultad Gerardo Bañales, que contó con la participación de docentes de nuestra área de educación continua. Los resultados de esta investigación pueden visibilizarse en un conjunto de publicaciones que ya están viendo la luz:
- S. Graham, S. Ahumada, G. Bañales, A. Puente, M. Guajardo e I. Muñoz (2020): “Intermediate Grade Teachers’ Adaptations for Weaker Writers: A National Survey in Urban Schools in Chile”, Journal of Learning Disabilities, 1-12.
- G. Bañales, S. Ahumada, S. Graham, A. Puente, M. Guajardo e I. Muñoz (2020): “Teaching writing in grades 4-6 in urban schools in Chile: a national survey”. Reading and Writing, vol.33, pp. 2661-2696.
Ya es posible compartir algunos resultados, en relación a las variables que más están incidiendo sobre el bajo desempeño de nuestros estudiantes:
- Estos estudios han puesto de relieve la mala preparación que tiene nuestro profesorado para abordar la didáctica de la escritura: tarea pendiente para las facultades de educación…
- Nos han permitido advertir el impacto que tiene sobre la recarga que conlleva un currículo muy extenso: para lograr la meta de la cobertura curricular los educadores tienen que sacrificar algunas cosas; la escritura es una de ellas (la priorización que hace el profesorado en la lectura va en menoscabo del tema de la lectura).
- Se ha podido establecer una cierta correlación entre el número de alumnos por profesora (en aulas con demasiados alumnos es más difícil crear un contexto adecuado para el logro de habilidades de orden superior, como las presupuestas en la escritura)
La debilidad que evidencian los estudiantes del mundo escolar explica, a su vez, las limitaciones que evidencia los estudiantes en educación superior. ¿Cómo enfrentar esta carga heredada, en esta etapa tan tardía? Esa labor, propone el profesor Bañales, podría ser abordada por los propios académicos a través de acciones remediales, como las contempladas en su obra “Enseñar a leer y escribir en educación superior“.