“Durante la pandemia de COVID-19, 165 millones de estudiantes de América Latina y el Caribe se vieron abruptamente desconectados de la educación. A finales de 2021, las escuelas habían estado cerradas una media de 237 días, más que en cualquier otra parte del mundo. Aunque la pandemia de COVID-19 ha afectado las vidas de mucha gente en todo el mundo, no lo ha hecho de manera uniforme. Tal vez uno de los legados más devastadores de la pandemia sea su efecto sobre los jóvenes” (BID: ¿Cómo reconstruir la educación postpandemia?: soluciones para cumplir con la promesa de un mejor futuro para la juventud, 2022).
¿Qué tan serio ha sido el impacto que ha tenido todo esto en nuestros niños, niñas y jóvenes? Este ciclo de encierro los ha expuesto a situaciones de precarización socioeconómica, a situaciones de violencia doméstica, y a temas serios de salud mental. ¿Razones? Son múltiples. Entre ellas destaca la debilidad de nuestros sistemas educativos, que no estaban preparados para resistir un evento de estas características. ¿Qué tan serios han sido los daños y las consecuencias inmediatas de la pandemia para nuestros estudiantes? ¿Qué medidas es necesario adoptar, a nivel de políticas públicas, para reconstruir nuestros sistemas escolares en el mundo de la post pandemia? En un informe reciente publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo vas a poder encontrar con información que da buenas pistas para abordar estas interrogantes: