En la charla inaugural del II Congreso Internacional Regional del Deporte y Psicología del Deporte 2025, el destacado psicólogo deportivo Daniel Gould abordó un tema clave para el presente del deporte formativo: la necesidad de repensar el rol del profesor o del coach que trabaja con deportistas. ¿La razón? El perfil del deportista actual es muy distinto al de generaciones anteriores.
Los jóvenes de la Generación Z ya no responden al modelo tradicional del atleta resistente y disciplinado que funciona bien bajo estructuras autoritarias. Tiene otras fortalezas. Son más inquietos, multitasking, creativos, críticos, adaptables y orientados al sentido de las cosas. Sin embargo, también presentan fragilidades que el entrenador tiene que tomar en cuenta: mayor fragilidad emocional, miedo al fracaso, baja tolerancia al error y una necesidad constante de reconocimiento inmediato.
¿Cómo trabajar con ellos? Para poder conducir su desarrollo el coach o el profesor ya no puede limitarse a enseñar técnica o estrategia. Debe convertirse en un formador integral: un referente emocional, un educador en valores que acompañe al deportista en su desarrollo personal. Para lograrlo debe crear ambientes motivadores y seguros, en los que cada deportista se sienta reconocido más allá de su rendimiento… ambientes en los que el error o el fracaso sea parte del aprendizaje.
Como subrayó Gould, para lograr rendimiento hoy es necesario formar carácter. ¿Cómo lograrlo? Para asumir ese desafío el entrenador debe actualizar sus herramientas, incorporando elementos propios del mundo del coaching, la pedagogía, la psicología o el liderazgo positivo: