El académico Nicolas Torres Gámez, director del “Diplomado en Educación Socioemocional” de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales, reflexiona sobre los situaciones de violencia que se está viviendo en la educación chilena
En 1637, Descartes formuló la proposición “Pienso, luego existo”, en esta frase Descartes realiza una separación entre cuerpo y mente, lo que para Antonio Damasio demuestra que el orden es precisamente lo contrario: primero existimos y después pensamos. Los sentimientos y emociones parecen depender ciertamente de un sistema dedicado de muchos componentes que es indisociable de la regulación biológica. La consciencia parece depender de sistemas cerebrales específicos, algunos de los cuales resultan procesar emociones y sentimientos. De manera que puede haber una pista de conexión, en términos anatómicos y funcionales desde la razón a los sentimientos y al cuerpo. La consciencia desde la práctica a la teoría está construida probablemente sobre este impulso innato mediante un proceso que se parece al dominio de una habilidad u oficio.
Hemos visto durante este último tiempo y principalmente estas últimas semanas como la violencia escolar que se está dando al interior de los establecimientos educacionales y en sus alrededores está causando graves alteraciones en nuestra forma de convivir unos con otros. Para poder entender este fenómeno es necesario mencionar tres diferentes dominios (Cela, C. 2018)
1.- Motivo para actuar.
2.- Criterio ético personal.
3.- Conjunto de valores y normas de carácter colectivo.
Cada uno de estos dominios por si solos nos puede llevar a entender algunas de las dificultades que tenemos actualmente, sin embargo, si reunimos estos tres diferentes dominios puede ser un cóctel significativo y una alerta que necesitamos considerar para abordar políticas públicas e institucionales que nos permitan responder a los requerimientos de los sistemas educativos.
Los actos que hemos presenciado los podemos entender bajo la teoría de Albert Bandura “desconexión moral”, según lo que nos propone el autor este es un proceso de reconstrucción cognitiva de una conducta violenta como algo aceptable, evitando a la persona y al conjunto de individuos sentir culpa y autocensura por sus actos que como sociedad hemos definido aceptables y permitidos.
No es fácil establecer cuáles son los mecanismos que dirigen el comportamiento social, uno de ellos es que el nuestro cerebro cuenta con un sistema de recompensa, el cual libera una serie de neurotransmisores que puede inhibir una de las funciones cognitivas básicas como lo es el control inhibitorio.
En el año 2022 la asociación de municipalidades de Chile publica un sondeo que realizó a madres y padres acerca de la violencia escolar en Chile, en el cual señala que: un 94% de los padres y madres manifiestan que es un problema grave y muy grave en nuestro sistema educativo ( Asociación de Municipalidades de Chile (AMUCH), 2022)
Para entender la forma en cómo se están relacionando las comunidades educativas, debemos considerar nuestro mundo relacional, donde nadie puede pretender manejar, pero sí podemos afectar nuestro entorno relacional donde buscamos ser vistos y reconocidos por nuestro grupo de pares. Uno de los aspectos centrales de las relaciones interpersonales se da en el juego interior de “yo puedo llegar a tener” un valor como persona solo si otros me valoran. En este caso, la persona construye relaciones muy adhesivas con los demás, buscando siempre identificarse con ellos y deseando la confirmación continua de quién es él o ella ante la mirada de los demás. (Quintana y Cisternas, 2013).
Abordar la crisis de violencia escolar al interior de las comunidades educativas requiere no sólo considerar los factores sancionatorios que podemos encontrar en los reglamentos de convivencia escolar de cada establecimiento, sino que podemos abordarlo desde las emociones prosociales como la gratitud, confianza y la educación socioemocional juega un factor relevante como una herramienta que permite formar personas emocionalmente inteligentes, que son capaces de establecer vínculos de calidad con los otros, de construir un sentido de pertenencia a una cultura compartida, y de enfrentar con éxito procesos de aprendizaje, desde una visión integral.