Te invito a transformar miradas, creencias y modelos encarnados y transitar por miradas más amables.
El paradigma de la neurodiversidad posiciona al Autismo como una diferencia desde el punto de vista neurobiológico, el cual es discapacitante debido a un contexto social poco ajustado. Por lo tanto, y desde allí, nos alejamos de la visión médica de trastorno. Dentro de la misma línea, varias publicaciones recientes recomiendan el uso de un lenguaje de neuro afirmación el cual es alternativo al lenguaje médico tradicional de tal manera de aumentar la aceptación de las personas Autistas y reducir prejuicios. Parte de esta aceptación es el uso de palabras que describen el Autismo como parte de la identidad de una persona y enfatiza las fortalezas o necesidades individuales, no obstante, este camino no ha sido fácil, bien lo saben las personas adultas que durante la mayor parte de su vida se vieron enfrentadas a diagnósticos erróneos. Este cambio de lenguaje, creencias y paradigmas nos interpela a transitar no solo por procesos de valoración diagnóstica éticas y de buena práctica (sobre todo en personas adultas autistas donde las estrategias de camuflaje y acomodo social se incrementan, impactando en su salud mental y bienestar emocional); sino que, además, a una comprensión más continua de la neurodiversidad y el reconocimiento en lugar del diagnóstico. Las personas adultas Autistas merecen respecto, cuidado y dignidad y, esto implica, por un lado, acceso a proceso de valoración diagnóstica y por el otro, acceso a servicios y apoyos de calidad, de tal manera que se satisfagan sus necesidades y se promueva el bienestar. No obstante, en la mayoría de las comunidades, esos servicios no existen. Por lo tanto, el llamado está puesto en avanzar hacia los derechos y dignidad de cada persona Autista y qué ésta, pueda desarrollar su propio proyecto de vida.
Por Lilia Siervo, directora del Diplomado de Inclusión Educativa y Social de Personas con la Condición del Espectro del Autismo.