Durante el mes de marzo se conmemora el día de la mujer. Fecha que nos permite volver a visibilizar el recorrido de carencias y conquistas que hemos vivido las mujeres a lo largo de la historia, tanto en el ámbito público como privado. Dado este andar firme y perseverante es que se ha avanzado en derechos y paridad en diversos ámbitos de inclusión.
Ahora bien, eso que parece ser un espacio de logros tan avanzado, en el caso de las mujeres con discapacidad es prácticamente foja cero.
Un estudio recientemente presentado por Plena inclusión España, da cuenta que 8 de cada 10 mujeres no tiene relaciones sexuales, 6 de cada 10 mujeres no ha elegido los anticonceptivos que usa, el 80% de las mujeres habla poco o nada sobre sexo, entre otros. Es decir, lo que es conquista para un grupo de mujeres, no lo ha sido para todas.
Estamos consciente de las libertades que hemos visibilizado, pero nos hemos olvidado de muchas…
Si echamos un vistazo rápido a la inclusión social y laboral, fácilmente podremos contemplar cómo las mujeres con discapacidad van quedando relegadas. No es común que tomen decisiones sobre su día a día, que participen de actividades sociales de manera autónoma o independiente, que salgan fuera de la ciudad con un grupo o que tengan pareja.
Esto se debe principalmente a los mitos, aprensiones o al desconocimiento existente en las familias y la sociedad en general. El lamentable efecto de aquello es que va limitando la participación de las mujeres con discapacidad, ya sea por acción u omisión. Asimismo la comunicación, el lenguaje, el cómo nos continuamos refiriendo “a los niños con discapacidad”, así explícitamente las mujeres con discapacidad quedan fuera: tanto en su ser femenino, tanto en su adultez.
¿Hay un exceso de cuidado y protección? que priva de las posibilidades de desarrollo, el acceso a una versatilidad de interacciones y la garantía de derechos, ¿o se debe a un contexto poco preparado para la tolerancia y el respeto de cada una? Donde todas nos sintamos seguras y libres, más allá de nuestras características y necesidades.
Este es uno de tantos de los desafíos existentes para nuestro país: que los derechos sexuales, reproductivos y sociales de las mujeres con discapacidad se visibilicen e informen. De este modo, se podrá caminar hacia la reivindicación de sus derechos y la naturalización de su participación activa.
Paulina Varas
Directora del Diplomado en Salud mental y Bienestar de Personas con Discapacidad Intelectual
Universidad Andrés Bello
diplomadodi@unab.cl
Fotos: Clay Banks, Josh Appel, Tim Mossholder, en Unsplash