Desde hace ya varios años, se ha relevado la importancia del trabajo colaborativo docente como una herramienta fundamental para el mejoramiento de la gestión pedagógica curricular y, por tanto, el mejoramiento de los procesos de aprendizajes de las y los estudiantes.
La tradicional planificación individual del trabajo pedagógico de las y los docentes, de décadas pasadas, ha sido reemplazado por la toma de conciencia respecto de las ventajas de la colaboración profesional para el éxito de las prácticas pedagógicas y como decimos, de los aprendizajes de las y los estudiantes.
Como sabemos, es tal la relevancia del trabajo colaborativo docente que en los actuales procesos de Evaluación Docente del MINEDUC, se ha incorporado como elemento obligatorio, la descripción por parte de las y los docentes de las experiencias de trabajo colaborativo que han implementado para la mejora de sus prácticas pedagógicas. Al mismo tiempo, en los Proyectos de Integración Escolar (PIE) se establecen tiempos específicos para este trabajo entre docentes de aula regular y los especialistas del equipo PIE de tal manera que se pueda atender a la diversidad con planes pedagógicos intencionados, contextualizados y sobre todo, consensuados, diseñados y desarrollados colaborativamente.
La literatura educacional, referida al trabajo colaborativo, ha evidenciado cómo éste permite generar variedad de innovaciones pedagógicas, tanto en lo didáctico como en lo evaluativo, fortalece la responsabilidad compartida en las decisiones pedagógicas de las y los docentes, promueve, además, el mejoramiento de las relaciones profesionales interpersonales, extiende la relación profesional para la mejora no sólo entre docentes de la misma disciplina y nivel educativo, sino que, además, permite la articulación multi e interdisciplinaria y sobre todo, lo más importante, mejora sustantivamente los resultados de aprendizajes de las y los estudiantes.
Sin embargo, pese al reconocimiento de la importancia de esta temática existen algunas interrogantes: ¿Las y los docentes saben planificar y desarrollar efectivas acciones de trabajo colaborativo con sus pares?; ¿Los equipos directivos de las organizaciones educacionales logran promover e implementar efectivos planes de trabajo colaborativo docente?, ¿Cómo instalar en las organizaciones educacionales una cultura de trabajo colaborativo que transforme las prácticas pedagógicas y consiga mejoramiento en los aprendizajes?
Responder positivamente a las interrogantes anteriores, se transforma en un desafío fundamental y que significa otorgar a docentes y equipos directivos la posibilidad de capacitarse en esta importante estrategia de mejora. Estos estamentos educativos, requieren fortalecer y/o reconocer las múltiples posibilidades de trabajo colaborativo docente en capacitaciones teórico-prácticas que les permitan planificar e implementar efectivas acciones para la mejora de sus prácticas pedagógicas y, por tanto, efectivos y significativos aprendizajes de las y los estudiantes.
Marco Antonio Muñoz
Dr. Ciencias de la Educación
Director Diplomado Trabajo Colaborativo Docente