Durante la pandemia todas las instituciones educativas del mundo se vieron obligadas a cerrar sus salas de clases y a transferir sus procesos formativos a entornos virtuales. Por primera vez pudieron experimentar una modalidad de enseñanza distinta al cara a cara y pudieron descubrir que el online funciona, que se puede lograr aprendizajes de calidad, y a costos considerablemente más bajos. ¿Qué va a pasar con las actividades presenciales en las universidades, en el mundo de la postpandemia? ¿seguirán dictando en online una parte de sus clases? ¿conservarán la costosa infraestructura actual? ¿seguirán abiertos todos los campus? ¿habrá un proceso de reemplazo de trabajo profesional por tecnología?
La revolución digital que está teniendo lugar desde hace algunas décadas ha cambiado la lógica de funcionamiento de países, economías, sociedades y de cada uno de nosotros, de una manera radical. Está cambiando el modo como los estudiantes aprenden hoy en día. Va a tener que cambiar, también, el modo como se estructura el trabajo al interior de las universidades, dejando a todos los que se desenvuelven en esos contextos un poco descolocados.
¿Qué tan rápido se están dando estos cambios?
A una velocidad increíble.
Desde hace algunos años viene tomando vuelo la educación online. La genealogía de estas historia es larga. Los primeros cursos universitarios, a distancia, se dictaron a principios del siglo XIX, en la Universidad de Chicago. Desde esa etapa inicial hemos ido experimentando con distintas fórmulas para ejercer una docencia que se proyecta más allá de los campus universitarios, gracias a la tecnología.
Es una tendencia que llegó para quedarse.
En Estados Unidos la tasa de crecimiento en educación a distancia registró aumentos por varios años consecutivos, desde principios del siglo actual, evidenciando una aceleración a partir del 2012, que fue el año en que el ritmo de expansión del online superó al sostenido por las modalidades tradicionales de enseñanza, a nivel de matrícula. Este ciclo expansivo tuvo una aceleración formidable gracias a la pandemia, cuando 1.600 millones de estudiantes de todos los países, niveles y contexto se vieron obligados a experimentar, por primera vez, un tipo de pedagogía que no conocían y no valoraban. Alumnos, apoderados y docentes han descubrieron que el online puede funcionar muy bien, cuando se lo sabe aplicar, con montones de beneficios para los procesos de aprendizaje. Lo mismo sucedió con las instituciones educacionales, que se comenzaron a dar cuenta de que el online puede ser una alternativa, y comenzaron a proyectar cambios en relación a sus actividades presenciales, su infraestructura, sus procesos.
¿Qué cambios vamos a conocer en el mundo de la postpandemia asociados al proceso de transformación digital que estamos viviendo?
En una publicación reciente comparto reflexiones futuristas que se hacen cargo de algunas de las principales megatendencias cuyos efectos ya estamos empezando a conocer. Es parte de una publicación colectiva que recién a salido a la vida:
- Descargar “Pedagogía universitaria en la Nueva Normalidad”
Por: Ignacio Muñoz Delaunoy, docente Diplomado en Docencia para la Educación Superior y Diplomado en Diseño Instruccional para Educación Online.
Imágenes: Creative Commons.